Nunca sabes con que joyas perdidas te puedes encontrar al navegar por la blogsfera, y resulta que encontré un cuento de Baldomero Lillo, que refleja como se hacían, y se siguen haciendo las cosas, he deciddo copiarlo en este espacio, y compartirlo con los que no lo conocían, y para aquellos que lo recuerdan, aquí está: