Jugar bien sus cartas
Me gusta Netflix. No me gusta la TV, quiero decir la televisión pública actual, hace rato que no la veo, y yo era un verdadero “tevito”, pero hace tiempo que me aburrió con sus realities y sus pésimos noticiarios. Crecí en los setenta, donde la televisión significaba, al menos en Chile, series yankis como Star Trek, El Hombre Nuclear, Bonanza, y “Tardes de Cine”, con películas de Abbot y Costello o de Dean Martin con Jerry Lewis, pero de vez en cuando algún clásico del cine de terror, como la Momia con Boris Karloff, o Drácula con Bela Lugosi. Incluso recuerdo haber visto PSicósis de Hitchcock en Televisión Nacional una noche de verano cuando tenía unos trece o catorce años. Así que no vi tan mal cine 😉 Al menos cuando la televisión era pública, de verdad.
Por eso me gusta Netflix, porque encuentro viejas series, pero además le he dado la oportunidad a su servicio, y de a poco su programación ha empezado a interesarme más, he encontrado algunas joyitas, películas no tan antiguas, que probablemente nunca llegaron a nuestros cines, o revisar series que no pude ver cuando estaban en el cable, como Gallactica, o Breaking Bad.
Pero hay dos razones adicionales por las que me gusta Netflix. Una es que han entrado en la fase de la producción propia, una movida en la que también están Amazon, y Youtube. Y la otra razón es que tienen un equipo humano de desarrolladores notable.
Sobre la primera razón voy a hablar en este post, el aspecto tecnológico y de gestión de su equipo tecnológico quedará para el post que sigue.
En Febrero Netflix estrenó la serie House of Cards, una intriga política ambientada en Washington DC. Producida por el talentoso director de cine David Fincher (Seven, Fight Club, Zodiac, Social Network) quien además dirige los primeros capítulos, y por Kevin Spacey que es el protagonista de la misma. Una suerte de Ricardo III (tienen que leer a Shakespeare niños), conspirador, ambicioso, y que hace cómplice al espectador dirigiéndose directamente a la cámara, tal como sale en el video de promoción de la serie, y que corresponde a una escena del primer episodio:
Una serie muy bien lograda, pero lo notable es la forma en que ha sido exhibida. Al contrario de otras cadenas más “tradicionales”, como HBO (Juego de Tronos) o AMC (Mad Men), en este caso Netflix liberó la primera temporada completa, con sus 13 capítulos el 1 de febrero de 2013. Me gusta esta serie, y se las recomiendo, y si alguien quiere discutir conmigo su trama abajo están los comentarios para hacerlo ;-) (claro que sean gentiles con los demás y avisen cuando van a adelantar algo de la trama para los que no la han visto (spoiler alerts)).
Como muchos de los que ya no vemos televisión en forma pasiva, lo que busco es series completas disponibles por internet, no me gusta tener que depender de la programación del cable, quiero verlas cuando tenga tiempo, a mi ritmo, y normalmente me gusta verlas en “maratones” de estas series. Es por eso que sitios “piratas” como Cuevana o Series Yonkis son tan populares, sobretodo en Latino América. Y esto lo entiende muy bien la gente de Netflix, como se desprende de las palabras de Reed Hastings, el CEO de la compañía en una entrevista en EMOL del año pasado:
Uno de los problemas para el mercado latino es la piratería, que ofrece contenido nuevo y gratis, aunque de forma ilegal. ¿Cómo convencen a la gente de que Netflix es una buena opción?
“Es desafiante, con Cuevana y otros sitios que se ven muy profesionales. Pero Cuevana en las noches es muy difícil, y no tienen dinero como para invertir y mejorar el sistema. Es como el agua en botella. No todo el mundo va a pagarla, no todos pueden pagarla, pero es más sana. Lo que tenemos que hacer es que el streaming funcione perfecto, ampliando la selección. Hay gente que seguirá en la piratería, otros se convertirán. Lo único bueno que tiene la piratería es que introduce a la gente al concepto de video por internet”.
¿Los productores de contenido ven a Netflix como una manera de llegar a Latinoamérica de forma legal?
“Sí. Ellos son los que más pierden con la piratería, así que nos han apoyado. Pero quieren que paguemos. Les gusta lo que hacemos, pero quieren que paguemos”.
Es cierto que hay un problema con la actitud de la industria del cine, no se dan cuenta que al ser tan cerrados con su actitud están perdiendo mucho dinero. Por eso que aún no podemos contar en Latino América con cierto contenido que sí está disponible en USA o Canada, y mientras tanto, la gente sigue visitando sitios de streaming “piratas”.
Con sus más de 30 millones de subscriptores Netflix ya se siente con la confianza de crear material original, de este modo saltando muchas de las restricciones que imponen los codiciosos estudios.
Al menos yo pago feliz los 8 dólares del servicio, me parece un precio razonable, tengo contenido que me satisface, lo veo cuando quiero. Sí, es cierto que hacen análisis de mi comportamiento, y analizan mis hábitos de consumo de contenido, pero no me preocupa tanto si finalmente me dan el contenido que se ajusta con mis gustos. Al menos hasta ahora, Netflix ha demostrado ser más efectiva que el viejo People Meter en darme programación de calidad, algo que ya no existe en televisión. Esto viene de un equipo de desarrollo informáticos de alto nivel, que es el aspecto que más me gusta de Netflix, pero de eso voy a hablar en el próximo post.