Tatuajes Digitales
La generación que viene ahora es la primera con la habilidad de registrar públicamente cualquier cosa que quieran grabar. Aunque esto es maravilloso, hace que me tome una pausa. Esta generación venidera será la primera que tendrá que masticar este asunto, y francamente no los envidio. Hay algunas pocas cosas (vamos, todos las tenemos) sobre las que yo pude haber escrito, o pude tener sentimientos apasionados a los 18 y que no quiero que estén públicamente disponibles a los 35, o los 50. Mucho de nuestro crecimiento como personas, y pensadores viene de tratar nuevas ideas y cometer algunos errores. Para muchos de nosotros, este crecimiento sólo se preserva en nuestras memorias o la de los cercanos a nosotros, en cartas, y diarios apilados en un garage. Lo que publicamos digitalmente pienso que es como un tatuaje, queda pegado, públicamente, para siempre. Hay una razón por la que muchos de nosotros somos desalentados de tatuarnos hasta que alcancemos la edad adulta. El tatuaje de nuestro personaje de caricaturas favorito puede ser extraodinario a los 19, pero no lo es tanto después. Espero que la web anime a una gran cantidad de pensamiento y expresión pública. También nos corresponde tener conciencia de la naturaleza pública y la longevidad de lo que ponemos allí, considerando que lo que dejamos se queda con el equivalente de un tatuaje digital que pensábamos que queríamos, pero en realidad no.
Stephanie Schipper, en su muy interesante reflexión (que ella escribió después de leer Gin Televisión y Superavit Social de Clay Shirky).
Todos tenemos muchas cosas que hemos publicado en foros, listas de correo, blogs, redes sociales, que después tenemos que asumir, nada más. Yo puedo rastrear en Google contribuciones mías hasta el año 1993, ¡cuando apenas había una web donde escribir!
No sé si esto de dejar registro será peor para los más jóvenes, que para los mayores. Claro, para una chica de quince puede que a los cincuenta vea su registro en Facebook, y quede horrorizada, o a lo mejor no, puede llegar a ser algo maravilloso, que se yo.
Lo que sí queda claro, es que no te puedes arrepentir de lo que dejaste registrado, y es mejor asumirlo.
Vale la pena leer el post de Stephanie Schipper, y reflexionar sobre estos temas. No sé que opinan ustedes, quizás Pepe Flores tiene razón, la privacidad con Internet se acabó...